Fwd: Carta del mes de junio: redactor en crisis, por Pablo Elorduy
Junio de 2024
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Redactor en crisis. Por Pablo Elorduy
Junio de 2024
Una buena reyerta en Twitter
Cada cierto tiempo pasa. Estalla una guerra intestina en Twitter y se desencadenan 72 horas de purga entre las distintas facciones, militantes colaterales, espontáneos y llaneros solterones de la burbuja “a la izquierda del PSOE”. Uso el masculino porque estas batallas suelen involucrar casi exclusivamente a varones. Esta es una carta que se envía por email, así que hay bastantes posibilidades de que quienes la lean no sepan todavía de qué estoy hablando. Mejor. Han pasado nueve-diez días de la última reyerta de las burbujas de la izquierda política en las redes sociales y nada ha cambiado para mejor ni tampoco para peor. Bronca, días de nada, y a por la siguiente bronca.
El sentido de estas catarsis de tomatazos, palos, bloqueos y amistades virtuales rotas solo se entiende en la propia dinámica de las redes sociales. Es inútil protestar contra ello. Se trata de un negocio demasiado bueno —el de la indignación, las emociones calientes— como para que el algoritmo lo deje pasar.
Afortunadamente, el impacto de esas batallas es limitado en la “realidad real”, que es como la definió Ramón Fernández Durán hace cientos de años. Pero que las ganas de sacarle un ojo a quienes más o menos comparten ciertas ideas sean limitadas en los círculos reales de socialización política o de militancia no quiere decir que lo que ocurre online no tenga un efecto social y político problemático. El que es más evidente /a priori/ es la pérdida de apoyos, ilusión y enganche de las organizaciones de izquierdas. Estas mandan a la guerra digital a sus simpatizantes, sus militantes, sus trolls (a veces, empleados en la sombra) y, en algunos casos, hasta a sus cargos electos. Que lo hagan tiene cierto sentido: ¿por qué va una organización a gastar dinero, tiempo y recursos en patearse agrupaciones y calles si, por un módico precio, se puede atraer a un perfil de alto rendimiento en zascas y respuestas chisporroteantes?
El problema es que ese recurso no aporta nada a la cuenta de resultados del partido o la organización, solo aumenta la cuenta de Twitter. El primer impacto “fresco” de la propaganda sutil de las facciones en las redes sociales se transforma, en pocas semanas, en más combustible para incrementar el desapego, la angustia y el hastío. Y con ese sustrato no germina nada salvo, quizá, el capital social (o económico, o erótico) de algunos de esos usuarios.
Hace tiempo que debía haberse aprendido la primera regla de la discusión online: carece de sentido quién “tiene razón”. La colectividad no obtiene ningún beneficio político por la elaboración del mejor argumento. Los únicos incentivos reales que existían en las redes sociales, como eran la capacidad de autoconvocatoria o, después, la derivación de visitantes hacia textos más elaborados, han sido prácticamente eliminados por el algoritmo. Dicho más claro: lo que pasa en Twitter ahí se queda. Y a Twitter solo le interesa el/engagement/ y nada engancha más que ver una buena pelea. Esto no significa que se deba evitar la discusión sobre política, sino que debe cambiarse el escenario. La herramienta o el campo en el que se producen esos debates no es neutro, y en este caso se lo come todo.
Twitter no es la muerte de la política, pero es su transformación en un espectáculo de impotencia. La pasada semana, unas horas después del primer debate para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el jefe de todo eso, Elon Musk, decía sobre el duelo Trump-Biden: “Esta noche fue una clara victoria… para los memes”. Es un buen resumen, que explica desde qué coordenadas emite la extrema derecha a la que pertenece el propio Musk.
Pensar que aplicar esa misma fórmula puede servir para cambiar algo a mejor es no haber entendido este juego: por principio, una transformación que tenga efectos reales sobre la vida de las mayorías solo puede construir desde el común, y las redes sociales corporativas parten del principio de que el común no es bueno para su negocio. Como desarrolló Richard Seymour en su clásico ensayo /La máquina de trinar/ https://www.elsaltodiario.com/redes-sociales/entrevista-richard-seymour-maquina-trinar-twitter (Akal, 2020): “Como tecnología está casi diseñada a medida para una era postdemocrática, para el gobierno de la tecnocracia y la crueldad”.
De la última bronca no hay mucho más que decir. Repito, no importa mucho quién tuviera razón, lo fundamental es que se dieron las circunstancias para que crecieran la apatía y el asco. Y de eso vamos sobrados últimamente.
Andrew Marantz - 2
Andrew Marantz: “Los datos no ganan al relato en casi ninguna batalla”
El periodista de The New Yorker pasó tres años investigando a los principales generadores de odio y teorías conspiranoicas de la extrema derecha estadounidense. Leer https://www.elsaltodiario.com/extrema-derecha/andrew-marantz-datos-no-ganan-al-relato-casi-ninguna-batalla?utm_source=Junio%20de%202024&utm_medium=email&utm_campaign=bol925
Acción de desobediencia civil en Sol el 30 de mayo de 2024 por la ruptura de relaciones de universidades con Israel. - 5
Otros textos
Uno de los privilegios de la profesión es recibir de vez en cuando libros para posibles entrevistas. Por cuestiones de verano, no sé si llegaré a glosar /Gaza ante la historia,/ que publica Akal. Se trata de un ensayo breve de Enzo Traverso que toma como fecha de referencia el 7 de octubre de 2023, pero que no comienza en ese momento. Son pequeños fogonazos de los temas principales que están rodeando al genocidio en Oriente Medio: desde la interpretación limitada y limitante del holocausto/,/ las /fake news/ o la perversión del concepto de antisemitismo. Este fragmento, que pertenece al capítulo “Violencia, terrorismo, resistencia”, es un buen punto de partida para discutir sobre la idea de terrorismo desarrollada, sin prácticamente oposición, en el mundo “occidental”.
El terrorismo de Hamás es el reverso dialéctico del terrorismo del Estado israelí. El terrorismo nunca es bonito ni emocionante, pero el de los oprimidos es generado por el de sus opresores. Los terroristas que matan a niños en un kibutz son repugnantes, pero no lo son menos los francotiradores que matan a niños en la calle o vuelan un convoy humanitario; ambos deben ser condenados. El hecho es que no podemos equiparar la violencia de un movimiento de liberación nacional con la de un ejército de ocupación, porque su legitimidad no es la misma. El delito del primero radica en el uso de medios ilícitos; el del segundo, en su propia finalidad, de la que se deriva.
Este viernes, la embajadora española en Países Bajos registró la petición de intervención https://www.elsaltodiario.com/justicia/declaracion-oficial-espana-caso-genocidio-israel en el caso de Sudáfrica contra el genocidio en Gaza. En ese texto se incluye un punto, el octavo, que reafirma la “condena inequívoca de España a los brutales, indiscriminados e injustificados ataques terroristas cometidos por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023”. El texto de Traverso señala un posible problema de esa formulación. Estamos de acuerdo en que los ataques de la resistencia gazatí (o de Hamás, si se quiere reducir aún más la complejidad del asunto) fueron brutales, y uno de sus objetivos era el de ser indiscriminados. Pero, ¿fueron injustificados?
En la mejor línea del PSOE, el hecho noble de la adscripción al proceso que tiene lugar en el Tribunal Internacional de Justicia está calculado para no moverse ni un milímetro de la lectura occidental (o /euroblanca/) de la historia de la ocupación de Palestina. Puede que no sea completamente decepcionante —es mejor que la “razón de Estado” de defensa de Israel con todas sus consecuencias que desarrolla Alemania (de la que habla /Gaza ante la historia/)—, pero no deja de tapar con una serie de velos la realidad histórica de esos atentados.
Quizá merece la pena leer el libro de Traverso, o artículos como este de Ilan Pappé https://www.elsaltodiario.com/sidecar/colapso-del-sionismo en el que explica que el sintagma “paz” debe sustituirse por el de “descolonización” para comenzar a discutir como personas y pueblos adultos sobre los hechos del 7 de octubre. Habrá que hacerlo, eso sí, lejos de Twitter.
(La foto de arriba es de una acción propalestina hecha en mayo en Madrid, la tomó Alberto Astudillo).
*Próxima entrega: 31 de julio.*
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ECOLOGISTAS EN ACCION ANDALUCIA