Buenos días, ayer terminó por fin el juicio contra los acusados de montar la trampa con drogas para meterme en la cárcel. Han sido dos días muy intensos.
En primer lugar, quiero agradecer el apoyo de Ecologistas en Acción, que desde el mismo día de mi detención estuvo apoyándome, y que en estos siete años no ha dejado de hacerlo, lo que me ha dado fuerzas para seguir este engorroso proceso judicial que ha estado salpicado de todo tipo de obstáculos: incompetencia y dilaciones judiciales, y todo tipo de argucias de los abogados de los imputados por archivarlo, provocando más y más dilaciones. También he contado con la asistencia jurídica de Ecologistas en Acción, que si no hubiera sido por estos abogados (Jaime Doreste, Nino Trillo y Juan Domingo Valderrama) esto no hubiera llegado ni al juicio. El mismo martes estuve arropado por un nutrido grupo de compañeros y compañeras de Ecologistas, que incluso se trasladaron de otras provincias. ¡¡Muchísimas gracias!!
El juicio comenzó mal, el tribunal, a petición de las defensas de los mafiosos, aceptó acotar el juicio a denuncia falsa y simulación de delitos, dejando fuera por una argucia legal, que nuestros abogados van a estudiar para, en su caso, recurrir; los más graves: conspiración para detención ilegal y pertenencia a grupo criminal.
La estratagema de los acusados, que hasta ahora se habían negado a declarar, ha sido que el sicario que me metió la droga en la furgoneta, Manuel Alcaide, reconozca que la droga era suya, pero con la justificación de por qué la dejó bajo el asiento de la furgoneta porque es drogodependiente, y que la dejó ahí por miedo a que nos parará la GC. Ante las evidencias de su relación con los responsables de la sociedad Breña del Agua -del millonario belga Marnix Galle y propietaria de las fincas que han cortado caminos públicos y vías pecuarias-, ha reconocido su amistad con los otros imputados, responsables de dicha sociedad, y que les dijo que había droga en mi furgoneta para ganarse el favor del gerente y lo siguiera contratando. En fin… toda la culpa para el chorizo de poca monta que me puso la droga para salvar al resto. Lo suyo habrá cobrado, porque reconoció estar en paro y vivir de las ayudas sociales.
Lo sorprendente es que el gerente -el mafioso mayor que organizó esta trama-, Jose Miguel Herrera, reconoció que lo había contratado para infiltrarse en el recorrido que hicimos ese día y que le fue informando durante todo el recorrido. ¿Y cómo sabía que había droga y avisó a la GC? Pues porque el susodicho Alcaide le llamó diciendo que había visto una bolsa sospechosa en mi furgoneta, que a lo mejor era droga, y le avisó por teléfono. Y este tipo llama a la GC diciendo que llevo una cantidad considerable de cocaína. Pero no había ninguna trama. ¡Todo inverosímil!, como dijo el fiscal. Por ej., a la hora que llama Herrera a la GC todavía no me había colocado la droga, estábamos en lo alto de la sierra, a kilómetros de la furgoneta.
Los testigos han estado muy bien, sobre todo los guardias civiles. Y muchas maniobras de los abogados de los mafiosos para anular pruebas y testimonios, pero éstos han sido muy concluyentes. Estaban cogidos y han salido con esa nueva trama para librarse los que organizaron la trampa. Esperemos que el tribunal no atienda estas peticiones infundadas.
Y el abogado del belga no se le ha ocurrido otra cosa que, como tanto EA como yo le pedimos indemnizaciones por el daño ocasionado, decir que yo no he sido perjudicado sino beneficiado, porque me he hecho famoso, y ha presentado un dosier de prensa, incluso con artículos de medios belgas, con fotos y declaraciones mías. Un intento muy miserable de eludir sus responsabilidades.
La repercusión pública ha sido enorme, Lola y yo no hemos dado abasto a tantas llamadas de medios de todo el país. Va a servir para poner la defensa y recuperación de caminos públicos y vías pecuarias en el candelero, para aviso a mafiosos varios de que estas artimañas para desprestigiar a ecologistas no salen gratis, y para valorizar el trabajo de los/as activistas de Ecologistas en Acción.
Y como las decisiones de los jueces son inescrutables, a esperar la sentencia, porque puede pasar de todo.
Juan